En el año 1813 nacía un sacerdote alemán que pasaría muchos años de su vida dedicado a la noble causa de ayudar a quienes más lo necesita combatiendo fuertemente a las desigualdades entre personas. Su nombre era Adolfo Kolping, y en cierto momento creó la fundación Kolping, con el único fin de poder brindarle una oportunidad a todos aquellos que se encuentran por fuera del sistema socio económico y están dispuestos a mejorar su posición mediante un empleo digno.
Con el pasar del tiempo, los valores del sacerdote se fueron trasmitiendo entre unos y otros, hasta que al día de hoy la institución se ha establecido en más de 60 países en todo el mundo, principalmente en aquellos en donde toda la ayuda que viene desde el extranjero es muy bien recibida. En el Paraguay, en el año 1997 Kolping llegó al país, y luego de que se denunciasen ciertas irregularidades por parte de la antigua administración en cuanto a malos manejos de fondos, fue que el abogado Olaf Freiherr von Brandestein tomó las riendas del asunto para encargarse de la gestión de la institución. Desde entonces, todo ha ido en viento en popa, ya que el Dr. Brandestein ha podido lograr una gran cantidad de avances que le han permitido a la fundación recibir no menos de 3.000 estudiantes cada año. Además de que se ha logrado firmar una serie de convenios con empresas muy importantes del medio local y extranjero, lo cual se ha traducido en una mejora total de las instalaciones, y una tasa de ocupación de los egresados de prácticamente el 100 %.